Pasa la vida. Así es ella, fiel a un reloj de arena finito.

Y mientras grano a grano -de arena-, la vida ha ido pasando, yo he estado, estoy aún, en una ausencia forzada, forzosa. A veces, la vida es así. Ella decide dónde has de estar.

Y, todavía hoy, percibo mi cuerpo como un extraño; no puedo dar ni un paso sin él y, sin embargo, nada sé de lo que le ocurre. Cómo no supe que algo en él, en mí, no marchaba del todo bien porque unas células revoltosas, apostadas en mi colón, habían decidido multiplicarse sin orden ni concierto.

Durante meses, llegó a perseguirme la superstición -si es que no lo hace aún-,porque, por dos veces, trabajé con personas que de sus procesos de cáncer hicieron un libro y yo les mentoricé. Claro que, si los conjuros de la vida fuesen así, tal vez ahora estaría en presidio porque también mentoricé a una persona que, ya libre, quería contar su historia.

Pero una cosa es la superstición y otra la magia, ¿verdad? En medio de mis miedos, la magia vino a ayudarme en forma de palabra. No podía ser de otro modo. A ratos, debo admitirlo, las palabras obedecían a mis pánicos nocturnos -que casi han desaparecido-. Pero las más de las veces, las palabras acudían a rescatarme como, en realidad, en este mundo áspero, hacen siempre.

Ellas me permiten reflexionar y, por momentos, entender aunque, luego, me vuelva a perder. Y, además, me entretienen. Lo hacen mis propias palabras y lo hacen las palabras de los otros.

Escribo y leo. Lo primero, sin lo segundo, no sería posible. Y lo segundo, sin lo primero, en mi caso tampoco.

No quiero alzar mucho la voz, pero... pero pudiera ser que pronto pueda volver.

Puede que pronto esté en disposición, de nuevo, de compartir, con ruido y altavoces y no cómo el entretenimiento amable que me ha ayudado a recuperar la salud y cierta clase de ilusión, lo poco que sé de escritura, mientras sigo bregando -y puedo hacerlo contigo- en el afán por practicar una comunicación no violenta conmigo misma ni con los demás.

Cruzo los dedos para volver. Los cruzo fuerte. ¿Y tú?, ¿los cruzas por mí?.

ENTRE LÁPICES Y LIBROS... MIS APUNTES COTIDIANOS

CRUZO LOS DEDOS PARA VOLVER